Los antibióticos son fármacos que ayudan a tratar infecciones ocasionadas por bacterias de forma eficaz; sin embargo, el abuso en su prescripción y consumo ha provocado el desarrollo de bacterias resistentes, más difíciles de tratar y que deriva en enfermedades graves. Además, algunas de estas pueden dañar a los oídos, por lo que se consideran fármacos ototóxicos.
Estreptomicina, neomicina, tobramicina, vancomicina y gentamicina son algunos antibióticos que pueden dañar a los oídos, así como otros fármacos utilizados para combatir el cáncer, la furosemida y el ácido acetilsalicílico (aspirina). En general, la ototoxicidad por fármacos depende de factores como:
- La dosis administrada.
- Duración del tratamiento.
- Antecedentes familiares de padecimientos del oído ocasionados por el consumo de fármacos, o predisposición genética a trastornos del oído.
- Daño renal que conlleve la dificultad para eliminar el medicamento del organismo.
- Ingerir más de un medicamento ototóxico a la vez.
¿Cómo saber que el antibiótico ha dañado mi oído?
La ototoxicidad por el consumo de medicamentos se relaciona con los siguientes síntomas, que pueden ser temporales o permanentes:
- Escuchar ruidos, silbidos o pitidos (acúfenos).
- Disminución de la audición.
- Trastornos del equilibrio.
- Sensación de movimientos o giros aunque no se esté en movimiento (vértigo).
Para prevenir el daño auditivo por antibióticos, u otros fármacos, lo ideal es evitar la automedicación; es importante acudir con el médico para el tratamiento de infecciones y prescripción de antibióticos, especialmente si se elige un fármaco ototóxico, ya que los especialistas suelen indicar las dosis más bajas, evitar el uso de dos medicamentos de este tipo y monitorear al paciente.
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En tratamientos contra el cáncer donde se prescriban fármacos quimioterápicos, como el cisplatino, el oncólogo puede recomendar al paciente que se realice una audiometría para medir su capacidad auditiva y monitorearla durante el tratamiento, ya que los signos de daño auditivo suelen ser señales que llegan a destiempo, cuando la pérdida del oído ya se ha dado.
Por su parte, a las personas mayores o que ya presentan cierto grado de pérdida auditiva no se les suele prescribir tratamientos con fármacos ototóxicos para no agravar el daño en el oído, por lo que es importante indicarle al médico si padeces algún grado de hipoacusia súbita o tienes alguna dificultad para escuchar, antes de la prescripción de antibióticos.
Lamentablemente, la ototoxicidad no puede revertirse, únicamente pueden tratarse los trastornos del equilibrio y la pérdida del oído con aparatos auditivos para recuperar la calidad de vida.
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