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La mayoría de las personas adultas que presentan una pérdida auditiva eligen ignorarla y niegan el poder necesitar usar un aparato auditivo para poder escuchar mejor. Esto se comprobó recientemente con un estudio realizado en Estados Unidos en mayo del 2015, durante un evento llamado “Life@50+” (Vida a los 50+), para el cual se entrevistaron 321 sujetos entre los 60 y los 69 años de edad. De estos sujetos, más de la mitad admitieron tener algún grado de pérdida auditiva, sin embargo, sólo 1 de 6 usaba ya un aparato auditivo.
¿Por qué puede resultar difícil aceptar el uso de aparatos auditivos? ¿Qué mitos e ideas nos pueden hacer pensar que aunque ya no escuchamos tan bien, no necesitamos ayuda?
Idea #1: “El usar aparatos auditivos me hace ver más viejo”
-Mito: Si bien es cierto que con el paso de los años la audición va disminuyendo, el uso de aparatos auditivos no está destinado solamente a la población de adultos mayores. El problema de la pérdida auditiva se puede hacer presente a cualquier edad. Si lo comparamos con la disminución de la agudeza visual, hoy en día vemos a niños desde la edad preescolar utilizando lentes y no por esto se ven “viejos”. Lo que nos puede hacer ver más viejos en realidad es el no poder seguir una conversación y estar preguntando “¿Qué dijiste?” una y otra vez.
Idea #2: “Yo si escucho bien, son las demás personas las que hablan mal”
-Mito: La presbiacusia o disminución de la audición causada por la edad se caracteriza principalmente por una disminución de la audición en las frecuencias agudas. Esto hace que la persona pueda oír, pero no pueda entender lo que se les dice ya que no logra escuchar todos los sonidos del lenguaje con claridad. No es un problema de cómo hablan los demás, sino de cómo y qué están logrando escuchar. Los aparatos auditivos hoy en día están diseñados para adaptarse a cualquier configuración de pérdida auditiva y amplificar en mayor medida aquellas frecuencias o sonidos que lo necesitan.
Idea #3: “La pérdida de audición puede provocar depresión, irritabilidad y aislamiento”
-Realidad: La pérdida auditiva se ha asociado con trastornos como el Alzheimer, la demencia o la depresión. También se sabe que la más mínima pérdida auditiva puede tener consecuencias como la disminución de la memoria y el declive cognitivo. Muchas complicaciones en la familia pueden surgir por los problemas de comunicación que existen y por la frustración que puede sentir tanto la persona con pérdida auditiva como sus familiares de tener que estar preguntando y repitiendo la información. Sin embargo, se ha comprobado que con el uso de aparatos auditivos estas dificultades pueden disminuir y puede haber una mejora en las habilidades cognitivas y la participación en las actividades cotidianas.
Recomendaciones:
1. Hacerse un estudio audiométrico por lo menos una vez al año.
2. Hablar con los familiares acerca del impacto que ha tenido en sus vidas el perder la audición y valorar el uso de los aparatos auditivos.
3. El uso de aparatos auditivos puede mejorar la calidad de vida de las personas con sordera súbita, por lo que es importante considerar la adaptación de los mismos desde los primeros síntomas de pérdida de audición.
4. El uso de aparatos auditivos también puede ayudar a preservar los procesos cognitivos así como la discriminación y comprensión del lenguaje, por lo que una vez más, entre más pronto se adapte un aparato auditivo será mejor.
Por M.C.A. Mariana Mejía Turnbull, audioprotesista de Comaudi
CED PROFESIONAL 4806676
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